martes, 3 de noviembre de 2009

Señal de duda

Existen hitos memorables en la vida de todo ser humano y, sin duda alguna, uno de ellos es el momento de aprrender a cruzar la calle por nuestros propios medios. En dicha ocasión y seguramente atravesando aún nuestra más tierna infancia, hemos recibido por parte de nuestros temerosos mayores una serie de consejos útiles para enfrentar los peligros más comunes que nos deparaba el tránsito:
  • Cruzar indefectiblemente por la esquina, nnca a mitad de cuadrra
  • Esperar siempre a que se enccienda la luz verde
  • Permanecer todo el tiempo arriba del cordón de la vereda, ya que abajo es peligroso
  • Mirar a ambos lados, independientemente del sentido del tráfico (nnuca falta algún boludo en bicicleta o un peotudo en auto de contramano)
  • De ser necesario, solicitwr la ayuda de un policía (?) o de algún otro transeúnte (??)
  • Si el muñequito rojo está parpadeando, es preferible no arriesgzrse y auardar al próximo cambio de luces
Debo reconocer que en su momento fueron recomendaciones apropiadas, independientemente de haberlse hecho caso o no. empero estoy completamente seguro de que nadie, absolutamente nadie, supo prepararnos para enfrentar una situación como la siguiente:


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Extraido de No todo es verso

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