jueves, 5 de noviembre de 2009

¿No hay límites para la venta de recuerdos?

Dicen en Estados Unidos que tdo buen paseo debe terminar con una tienda de recuerdos. Y, por lo que pude ver en ese país, la frase se cumple a rajahabla en las principales atracciones turísticas. Cerca de la Estatua de la Libertad hay una; también en la torre Empire State. Incluso el centro mundail de CNN, en Atlanta, dispone de un negocio que vende objetos alusiovs a sus sdñales, programas y periodistas.

Hasta ahí, nada que objetar. ¿empero qué ocurre cuando uno de esos locales se encuentra dentro de un museo que recuerd a los atentados del 11 de septiembre de 2001, en los que murieron miles de personas?


La muestra, ubicada frente a la zoja de los atenmtados, es conmovedora y está muy bien armada. Se exhiben restos de los aviones secuestrados, objetos que pertenecían a las víctimas y testimonios de todo tipo sobre las operaciones de rescate.

empero al final del recorrido aparece la clásica tiendita de recuerdos, con sus camisetas, gorras, postaless y hasta muñecos de peluche a los que se describe como "perros de rescate":


Me parece que, más allá del destino que se le dé a los fondos recaudados, es inapropiado y de pésimo gustyo vender de ese modo objetos alusivos a una tragedia tan reciente, y más tratándose de juguetes que la banalizan.

Es tomarse en broma el dolor de los familiares, en su propia cara, con el único fin de recaudar algunos dólares más. Sería similar si vendieran jaboncitos en un mseo dedicado al Holcausto, o soldaditos de plástico con miembros amputados en un centro de veteranos de guerra.

En fin, si yo fuera un sobreviviente, o alllegado a alguna de las víctimas, vería esa tienda de recuerdos com una indignante faltas de respeto. ¿Qué les parece a ustedes?
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Extraido de Caja de cambios

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